Hay lugares por los que uno pasa y olvida…olvida y es olvidado… El espacio Khalilerno y sus dos almas son el ejemplo de todo lo contrario. Por lo menos para mí. Yo estuve entre esas agujas, hilos, ojos de plástico, bebes diminutos , cientos de géneros que desbordan todos los lugares, plumas, botones, en fin, colores, colores en todas las formas, todas las texturas , colores que se presentaban y se cruzaban sin esperar permisos, colores que tienen vida o que la pretenden con tanta fuerza… Yo visité esa matriz. Y me reí, lloré, me enoje, conté historias, escuché historias, festejé, me emocioné, aprendí, me volví a enojar, silencio, susurro, tensión, alivio, carcajada…mientras cuatro manos daban forma a los tapices, mientras las telas eran recorridas por otras telas y otros colores y entregaban su blanco a una idea… Khalilerno es arte…es la experiencia del arte. Gracias, María Eugenia Pérez Márquez
Hay lugares por los que uno pasa y olvida…olvida y es olvidado…
ResponderEliminarEl espacio Khalilerno y sus dos almas son el ejemplo de todo lo contrario. Por lo menos para mí.
Yo estuve entre esas agujas, hilos, ojos de plástico, bebes diminutos , cientos de géneros que desbordan todos los lugares, plumas, botones, en fin, colores, colores en todas las formas, todas las texturas , colores que se presentaban y se cruzaban sin esperar permisos, colores que tienen vida o que la pretenden con tanta fuerza…
Yo visité esa matriz.
Y me reí, lloré, me enoje, conté historias, escuché historias, festejé, me emocioné, aprendí, me volví a enojar, silencio, susurro, tensión, alivio, carcajada…mientras cuatro manos daban forma a los tapices, mientras las telas eran recorridas por otras telas y otros colores y entregaban su blanco a una idea…
Khalilerno es arte…es la experiencia del arte.
Gracias,
María Eugenia Pérez Márquez